Entrevista a Milagros Rodríguez, enóloga de Bodegas Guelbenzu (V.T. Ribera del Queiles)

Entrevista a Milagros Rodríguez, enóloga de Bodegas Guelbenzu:  “El cabernet sauvignon y el merlot han encontrado en nuestra tierra un hogar perfecto” 

Hay personas que no buscan el vino, sino que el vino las encuentra. Ese fue el caso de Milagros Rodríguez, una bióloga que descubrió su verdadera vocación entre barricas y viñedos. Lo que comenzó como una experiencia laboral más, terminó convirtiéndose en una pasión que la llevó a reinventarse profesionalmente. Y así, convertirse en una de las voces más sólidas del sector enológico. 

Tras finalizar sus estudios en biología en la Universidad de Navarra, comenzó a trabajar en distintos ámbitos relacionados con su formación. Fue en una de esas etapas, dentro de una bodega, donde algo cambió. El contacto con el proceso de elaboración, el lenguaje del terruño… todo eso la atrapó. Decidida a profundizar en este nuevo universo, se formó como enóloga en la Universidad de La Rioja. Desde entonces, su trayectoria ha estado marcada por el compromiso con la calidad y el respeto por la tierra. “Un buen vino es aquel capaz de hablarnos del terruño de donde procede”, confiesa. 

En 2001 se incorporó a Bodega de Sarría. Hoy, además, es la enóloga de otras bodegas del Grupo Bornos, como Guelbenzu. Precisamente, Guelbenzu Evo 2018 es el vino protagonista de nuestra selección TodoVino. En esta entrevista Milagros nos habla sobre las características de esta particular bodega, de su filosofía elaboradora y de los desafíos que atraviesa el sector.  
 

VS. Guelbenzu fue la bodega impulsora de la creación de la IGP Vino de la Tierra Ribera del Queiles. ¿Cuáles son las claves del terruño de esta pequeña indicación geográfica?  

Nuestros viñedos rodean la bodega en la histórica Finca La Lombana, un enclave elevado y de suelos pobres que han resistido siglos de erosión fluvial. Esta tierra exigente obliga a la vid a esforzarse y a dar lo mejor de sí, y esto se combina con un entorno único. Estamos a los pies del Moncayo, uno de los gigantes del Sistema Ibérico. 

La presencia del Moncayo marca el clima de la zona. Aporta frescor, contrastes térmicos y vientos que ayudan a mantener las uvas sanas y a concentrar aromas y matices. El resultado es un terroir singular, perfecto para obtener vinos con carácter, profundidad y una personalidad muy ligada a este paisaje inconfundible. 

VS. ¿Cuál es el valor añadido de elaborar con viñas propias?  

Elaborar a partir de nuestras propias viñas nos permite acompañar a la uva desde su nacimiento hasta la copa. Tener el viñedo en casa significa conocer cada parcela, cada cepa y cada detalle del ciclo vegetativo: desde los trabajos en el suelo y los tratamientos naturales, hasta las decisiones clave de poda o vendimia. 

Es verdad que la naturaleza siempre tiene la última palabra -el clima marca su ritmo y nos recuerda que el vino es un producto vivo-, pero cuando cultivamos nuestras propias viñas sabemos que todo lo que depende de nuestras manos está cuidado al máximo. Esa atención directa se traduce en uvas más equilibradas y, en definitiva, en vinos que expresan fielmente su origen y nuestra manera de entenderlo. 

VS. Guelbenzu Evo es un ensamblaje de dos uvas internacionales: cabernet sauvignon y merlot. ¿Cuáles son las variedades de uva que muestran mejor adaptación a estas tierras?  

El cabernet sauvignon y el merlot han encontrado en nuestra tierra un hogar perfecto. El frescor que aporta el Moncayo -con inviernos fríos y secos y esos vientos característicos- permite que estas variedades maduren lentamente, conservando elegancia, estructura y una expresión aromática muy pura. 

Pero no están solas. El clima de Ribera del Queiles, con primaveras templadas y veranos cálidos pero sin excesos, también favorece a otras variedades que cultivamos en Finca La Lombana, como syrah, graciano y tempranillo. Cada una aporta su propio matiz: la syrah suma especias y profundidad, el graciano frescura y nervio, y el tempranillo redondez y fruta. En conjunto, son variedades que han sabido entender este paisaje y traducirlo en vinos llenos de carácter y autenticidad. 

VS. ¿Cómo definiría el estilo de sus vinos? Vuestros vinos huyen de las tradicionales etiquetas de crianza, reserva y gran reserva…  

Sí, creemos que esas categorías, aunque pueden orientar al consumidor, a veces limitan lo que el vino puede ser. 

Buscamos crear vinos honestos, que hablen de su origen: terrenos pobres donde la vid se esfuerza al máximo para regalarnos frutos concentrados y llenos de carácter. Queremos que sean potentes, sí, pero también expresivos, conservando los aromas frutales que cada variedad despliega tras la fermentación. El paso por la madera no es más que un “toque final”, un afinado sutil que acompaña sin enmascarar la personalidad auténtica de nuestros vinos. 

VS. ¿Roble americano o francés?  

La respuesta no es sencilla, depende de la variedad y de cada añada. En enología, rara vez 2 + 2 son 4. Cada vino tiene su propio carácter y requiere decisiones diferentes según la uva, el clima de ese año y el estilo que buscamos. El roble es una herramienta más, un compañero de viaje que ayuda a afinar y realzar la personalidad de nuestros vinos. 

 
VS. ¿Qué retos cree que tendrá que afrontar la bodega en los próximos años?, ¿y cuáles son los retos de futuro del vino español en general?  

Nuestro mayor reto hoy es mantener la personalidad y la elegancia de nuestros vinos frente a un enemigo cada vez más evidente: el cambio climático, cuyas consecuencias afectan a todos los cultivos, incluida la vid. 

Pero no es el único desafío. También debemos adaptarnos a nuevas tendencias de consumo: la disminución del consumo de vino en España y en el mundo, y la creciente demanda de vinos con grados alcohólicos más moderados. Nuestro objetivo es seguir ofreciendo vinos con carácter y autenticidad, capaces de conectar con quienes buscan calidad, expresión del terruño y placer en cada copa, aun en un panorama cambiante. 

7. Para terminar, ¿qué tipo de vinos le gusta tener siempre en casa?  

En mi caso, lo de “en casa del herrero…” no aplica: siempre hay vino en casa, y siempre muy variado. Me gusta disfrutar de cada tipo de vino en su momento. Los blancos jóvenes, frescos y afrutados son perfectos para el vermut o platos ligeros; los rosados, versátiles y llenos de carácter, acompañan desde un picoteo hasta pasta, arroces o cocina asiática; y, por supuesto, nunca faltan nuestros tintos de Guelbenzu, como el Evo, ideal para comidas familiares que se alargan y momentos de sobremesa donde se puede saborear cada matiz de este vino emblemático. Cada copa tiene su historia y su momento, y para mí, tener variedad en casa es la manera de disfrutar del vino en todas sus facetas. 

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