Entrevista a Yolanda García Viadero: la vuelta a la viticultura tradicional
Yolanda García Viadero es Directora Técnica y Consejera de Valduero (Bodega del Mes en Vinoselección), firma fundada por su padre en los orígenes de la D.O. Ribera del Duero y hoy uno de los símbolos más importantes del vino español. Fiel a una filosofía que apuesta por la viticultura tradicional y largas y estudiadas crianzas, Yolanda deja constancia en esta entrevista de su criterio profesional.
VS. En las bodegas españolas encontramos muchos ejemplos de bodegas familiares, ¿es más fácil o difícil trabajar con la familia?
Hacer empresa no es sencillo. Hay que combinar tres componentes: fe, esfuerzo y riesgo, todo ello en un envoltorio que se llama compromiso. La familia hace que se persevere en relaciones societarias, algunas muy gratificantes y otras menos. Es importante buscar soluciones a futuros desacuerdos, anticiparse. En resumen, creo que la empresa familiar es las dos cosas: más fácil y también más difícil.
VS. Una de las señas de identidad de Valduero es su apuesta por la viticultura tradicional: plantación en vaso, abonos naturales, ausencia de riego… ¿Cómo mejoran estas prácticas la calidad de la uva?
Todo lo que sea prescindir de compuestos químicos y técnicas invasivas tiene como resultado una uva más sana y con mayor equilibrio. Mi hermana Carolina y yo llevamos a cabo una viticultura que respeta al máximo el medio, siempre que esto nos permita cosechar finalmente uva sana. En Ribera del Duero, el cultivo en vaso para la variedad tempranillo ayuda mucho en este sentido, es perfecto. En cuanto al riego, pienso que ‘globaliza’, hace que las uvas de un sitio y otro se parezcan; y es que al aumentar generalmente el rendimiento por hectárea se difumina el carácter del terreno.
VS. Valduero es adalid de los vinos de larga crianza, ¿que opinión les merece esa crítica internacional que habla de un exceso de roble en el vino español?
Hemos pasado una etapa en la que se ha abusado mucho de la madera nueva y uniforme: esos son los vinos ‘tablón’. Creo que esa etapa ya está superada. Larga crianza no debe ser sinónimo de exceso de madera. Para mí la madera y el proceso de crianza en barrica debe respetar el alma del vino y, por lo tanto, requiere tiempo, delicadeza al escoger las barricas y, por supuesto, permanencia en barrica nueva y también vieja. La crianza no sólo es aportar madera, también es microoxigenación, que el vino se impregne del ambiente, respire, evolucione.
VS. Desde 1996 también trabajan en la D.O. Toro, ¿por qué eligieron para afincarse aquí el término de Valdefinjas?
Valdefinjas es una zona con un suelo de gran tipicidad, distinto a las arcillas de las partes altas de Toro. Pienso que en Valdefinjas es posible la elegancia y una mayor complejidad.
VS. Tenemos a la tempranillo como reina de Ribera del Duero y también como reina de Toro (aclimatada para convertirse en tinta de Toro). ¿Qué razones explican que un mismo cepaje genere vinos diferentes en una y otra región?
Sin lugar a dudas, el suelo y el clima. Lo tengo comprobado, no es la planta. La reina de la Ribera del Duero plantada en Toro, da Toro; y al revés.
VS. Mientras en Ribera del Duero siguen una línea clásica, en Toro elaboran tintos que renuncian a las categorías clásicas de clasificación (Crianza, Reserva y Gran Reserva), ¿buscan un perfil de consumidor diferente?
Pensamos que la clasificación clásica carece de prestigio en la D.O. Toro. Además, los vinos de Toro son ideales para consumir más jóvenes. Para mí, el concepto “Roble” es un desperdicio en la Ribera del Duero y, sin embargo, encaja muy bien en la naturaleza de los vinos de Toro, que no nacen con vocación de Reservas ni Grandes Reservas por mucho que Parker y compañía pudieran pensar lo contrario en el pasado. Hay bellezas para admirar en su juventud y otras mucho más interesantes en la madurez: Toro versus Ribera.
VS. ¿Cómo ha cambiado la Ribera del Duero desde sus inicios a principios de los ochenta?
¡Mucho! Ha cambiado hasta el modo de andar de las personas (risas). Ha cambiado el paisaje: mayor cantidad y diversidad de viñas (mejores y también peores), nuevos cultivos en espaldera… Y también más bodegas, muchas llegadas de otras zonas después de intentar hacer ‘Ribera’ en su tierra y no conseguirlo. En fin, esto merecería un capítulo aparte.
VS. Retos a la vista…
Tenemos que trabajar para que, en cada precio y en cada balda, el mejor vino sea un Ribera del Duero: “Para cada momento… El mejor, un Ribera”. Pienso que lo estamos consiguiendo.